Vivimos en un mundo plagado de tecnología,
repleto de pequeños “gadgets” que según ciertos estudiosos de dudosa
reputación, aseguran hacernos la vida más fácil. Tal vez el problema no resida
en la capacidad de dichas máquinas para crear felicidad, por resolvernos estas
tareas tan absurda, sino la tasa de penetración que pueden
tener estos productos en la población adulta de más de 45 años. Lo lógico es
pensar: podemos crear grupos formativos para varios nichos de edad donde formar
a la población en dichos avances. Pero surge la pregunta obvia ¿Es viable? O
mejor dicho ¿Son efectivos? La respuesta siempre es la misma: no. Pongamos el
ejemplo; a principios del siglo XXI eran multitudes las academias de estudios
que ofertaban seminarios sobre la utilización de elementos como el navegador Explorer,
la comunicación por Messeguer, incluso los más innovadores apostaban por la
enseñanza y utilización de Myspace”. Todo esto en un año y medio después no
sirvió para nada; Explorer dejó de utilizarse, prácticamente en su totalidad,
así como Messeguer y la casi exinta red social Mspace.
¿Qué quiere decir esto? Nos enfrentamos en
este momento de la historia con dos vías de evolución radicalmente distintas,
que tienen y deben cohabitar en el mismo espacio-tiempo: la Evolución humana,
que comprende, explora y asimila los conceptos de la Evolución tecnológica, que
avasalla con una tecnología cada vez más asfixiante al ser humano. Es evidente
que la tecnología siempre debe estar un paso por delante de la evolución
humana, pues son los avances tecnológicos los que han ayudado a evolucionar al
hombre/mujer, pero siempre ha sido una tecnología que ha estado realmente para
ayudar al ser humano y donde los últimos avances siempre han sido aplicados a
la sociedad una vez descubiertos. ¿Qué quiere decir esto? Hoy en día nadie
puede saber y mucho menos tener los últimos avances mundiales. Es curioso como
en el mundo de la información no pueda ser esto real. ¿Por qué? Es bien
sencillo (agárrense porque voy a decir la palabra tan odiada por todos) LOS
MERCADOS, son estos y no otros, los que obligan a mostrar cierto tipo de cosas
a la sociedad y ocultar otras. Hay montones de avances y no me refiero a super
ordenadores, ni androides que son capaces de limpiarte la casa (que también),
sino en elementos tan básicos y necesarios como papel hecho con rocas o con excrementos de elefantes, combustibles generados por algas marinas
y así podríamos seguir. Esta tecnología está, se conoce, pero no se implanta
¿Por qué? Se pararían los montones y montones de empresas contaminantes como
son, las papeleras o las centrales petrolíferas. Pero los mercados perderían
cientos de miles de Billones y claro ceder terreno económico para el beneficio del
planeta y por ende de la evolución humana no está en sus planes de viabilidad
económica.
Dicho esto podríamos abrir otra línea donde
se hablase de cómo es posible que la educación tecnológica que se enseña hoy
día no fuese sobre modelos que van a ser implantados sino, medios que ya están
en fase de jubilación.
Pero volviendo al tema y teniendo en cuenta
que ahora todo es información/tecnología, el ser humano, llegado a un punto ha
decidido romper con todo ese supuesto avance, y volver a momentos donde él podía
y sentía tener el control de todo aquello que le rodeaba. Cansados de un mundo
cada vez más perfecto en la forma (y menos en el fondo evidentemente) desde no
hace mucho podemos encontrar a mucha gente, volviendo a utilizar walkman, la
ventas de discos de vinilos hasta hace pocos años inexistente, han
aumento exponencialmente. Las cámaras fotográficas analógicas han vuelto con
una fuerza terrible, denominando un nuevo movimiento conocido como “movimiento
lomográfico” donde precisamente lo que gusta, no es la perfección de la imagen
ni la nitidez... aquí se premian los fallos, las fotos superpuestas, los
carretes velados, todo eso que hace unos años odiábamos.
Con la agricultura,
cada vez más la gente ya no busca los tomates más bonitos, ni las manzanas más
parafinadamente brillantes, ahora se busca, lo ecológico, lo que menos se ha
podido tratar por la tecnología. Cada día más se esta buscando la esencia a las
cosas y partiendo de su verdadero valor la propia persona construye el placer que
ello le produce.
Todo esto, que está
pasando ahora, no es ni más ni menos que un silencioso grito de odio, hacia
toda esa evolución tecnológica que ha tratado de mostrarnos un mundo
innecesariamente mucho más bello, creando indirectamente una homogeneidad del
ser humano. Y lo que se busca con este movimiento de “retroceso o vintage” es
la demostración de lo maravilloso que pueden llegar a ser las especialidades,
aquello que salta de la normalidad, del estándar. Estamos dejando de querer ser
igual que el otro, para darnos cuenta, que son los pequeños fallos, o como dijo
el poeta, aquellas pequeñas cosas, las que nos hacen ser diferentes y
por consiguiente únicamente geniales.
¿Cómo debería ser
el mundo? Debería ser Analógicamente digital y no al revés. Pues es la persona
con personalidad, antes que la máquina con inteligencia artificial.
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